viernes, 29 de junio de 2007

El viaje de mi axila

Cuando uno acude al supermercado u a otro tipo de tiendas donde se compra artículos de higiene, generalmente no pasa más de unos pocos segundos para elegir qué desodorante va a utilizar, a lo sumo prueba dos o tres en las tapitas de cada uno de los envases y luego, a través de una comparación, opta en función del aroma (y también del precio).

Pero no existe duda alguna de que los aromas, al igual que las ya castigadas imágenes, tienen diferentes connotaciones en nuestro mundo actual. Estas connotaciones logran ir más allá de los propios olores y tienden a solidificarse con el concepto de "imagen de marca". El circuito se completa cuando las personas, a la hora de elegir su desodorante, se inclinan por alguno cuya imagen de marca sea más o menos parecida a lo que la persona pretende ser (no necesariamente lo que la persona efectivamente es).

Mi mente perversa y anti-imagen de marca tuvo un diálogo con mi axila hace unos meses en el que la tentó de realizar un viaje veraniego, para bañarse en los diferentes desodorantes del mundo, y de esta manera, hacer un mínimo esfuerzo por romper las connotaciones de los aromas de estos. En este viaje, mi axila debería sambullirse en todo tipo de desodorante existente, más allá de si me gustase o no su olor, y utilizar cada uno de los productos (en cada una de sus presentaciones, sean estas: spray, roll-on, barra y crema)hasta acabar el contenido del envase.

Mi viaje comienzo con la marca Colbert y todavía prosigue allí. En cuanto a esta marca, se puede decir que lo que trata de connotar es austeridad y sobriedad; digna de personas preferentemente conservadoras. Los desodorantes Colbert ofrecen la mejor propuesta para levantar a una veterana de 45 años (que tenga los labios pintados de "rojo pasión" y un color de pelo ochentoso) en un casino, mientras usted toma un whisky. A continuación les voy a hablar de dos variedades de esta marca de desodorantes que ya he utilizado: Colbert y Colbert Pass (ambos en spray).

Colbert (spray): Este es el modelo estándar de la marca. Sería el más adecuado para realizar dicha esena de la veterana en el casino. Su aroma es fuerte, cargado excesivamente de alcohol, es capaz de romperle la axila al motoquero más valiente de las carreteras de los Estados Unidos. De todas formas, existe en este producto un perfil más conservador; es un desodorante para padres veteranos a cargo de empresas importantes; probablemente lo utilice el viejo Macri y otro tipo de viejos que quieran ser como él.

A pesar de no considerarme un tipo elegante, les puedo garantizar que es absolutamente imposible levantarse una mujer menor de treinta años con este producto abajo de sus brazos. Durante el período en que lo utilicé (aproximadamente 3 semanas me duró, por suerte sólo eso), una compañera de facultad me dijo que olía como un viejo de sesenta años y, cuando me iba de mi casa, mi padre (que tiene 57 años) tiraba el contenido del producto al inodoro para que , sin darme cuenta, acabara de utilizar el desodorante más rápido.

Un desodorante que connota sobriedad, austeridad y vejez. Cuesta aproximadamente unos 4.5 dólares.

Colbert pass (spray): Su nombre actúa como símbolo, en el sentido de que este desodorante tiene un aroma levemente más agradable que su predecesor, y de ahí probablemente el adjetivo "pass", que en realidad simboliza a que es "pasable" (vendría a ser como salvar un examen con "3"). Este desodorante, a diferencia del anterior, no apunta a un público setentón, sino que sería más apropiado para el hijo del dueño de la empresa, que hereda de su padre el mal gusto por los aromas. Creo haber visto una publicidad de este producto en el canal Fox Sports en la cual aparecían jóvenes. Sería poco creíble, de todas formas, que este desodorante lo utilizara alguien de menos de 25 años.

Este aroma también les garantizará el fracaso con las mujeres, aunque en esta relación causal el nivel de impureza de la mujer se convertirá en una variable perturbadora. El principal defecto de este desodorante reside en tener mucho más graduación alcohólica que el anterior, lo que lo hace más fuerte (es muy fácil marearse con sólo olerlo), aunque dudo que sea más destructivo para su axila que el primerísimo Colbert.

Su aroma se ve influenciado por esta graduación; un olor que en las primeras milésimas de segundo parece agradable se pierde entre la fortaleza de un alcohol fuerte, desagradable y de mala calidad que termina por marear al consumidor.

Recuerdo que el primer día que lo utilice tenía 39 de fiebre, al cabo de dos horas ya estaba profundamente arrepentido (y mareado también) por haberlo comprado. A este debut inicial se sumaron las puteadas constantes de mis compañeros de facultad ("que hijo de puta que sos, no podés usar eso"), una vez que ya se habían sentados, imposibilitados de pararse al sentir que el mundo daba vueltas.

En definitiva, un desodorante para personas (entrarían el la franja de 25 a 45 años) con muy mal gusto, o en su defecto alcohólicas.

Este producto cuesta aprox. 3.3 dólares (es más barato porque su fabricación, al tener tanto alcohol, debe ser mucho menos costosa) y al igual que su predecesor, viene en un envase que trae 125 cc.

En definitiva, un indicador que nos dice que quien lo usa no fue operado de vegetaciones.

3 comentarios:

Diego Estin Geymonat dijo...

Celebro su regreso al fango bloguístico, estimado Santiago, y expreso mi adhesión al espíritu vanguardista que chorrea por cada píxel de este blog. Hacía falta gente que le cante las cuarenta a este mundo anonadado.

Por mi parte me encuentro preparando una investigación de campo con mi partenaire Hans Kelsen sobre el fascinante mundo de los nombres de las marcas de las toallitas femeninas. No me diga que nunca le llamó la atención a usted, tártaro de los supermercados.

Mis ilustrados saludos.

Agustin Acevedo Kanopa dijo...

Santiago, reclamo coautoria o al menos alguna mención en este post. Ya sabe que desde que todo este viaje axilístico comenzó cuando descubrí junto a uds. el gran perfume kourus, perfume de vieja si los hay

Santiago dijo...

Agustín:
Podemos, sin lugar a duda, tener en cuenta el descubrimiento del perfume Kourus como un antecedente infromal a lo que hoy es este largo y sufrido viaje de mi axila. Pero en ese caso las reglas del juego eran otras y creame que lo que le espera a mi axila no se reduce a la "inmundicia Kourusiana".

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