domingo, 31 de mayo de 2009

¿Invisibles?

La campaña electoral suele tener algunas costumbres que se nos pintan como invisibles de tan persistentes que son. No vemos lo que está delante de nuestras narices y sin embargo nos empeñamos en analizar los aspectos más profundos de los términos publicitarios; un cartel de “Astori presidente” con siete colores nos hace pensar que éste está destinado para captar el voto popular, mismo sentido podría tener un ritmo tropical del qki Lacalle o el nuevo regaetton de Pedrito Bordaberry.

Pero dejemos de lado estas decoraciones superficiales y sumerjámonos a través de un clavado olímpico en lo menos profundo (desde todo sentido) que tiene la propaganda electoral: los afiches ubicados en la vía pública.

Y es que hay personajes de la política que reviven de sus ataúdes cada cinco años, aproximadamente unos cuantos meses antes de que los empolvados depósitos de la corte electoral abran sus puertas para hacer la distribución de urnas por todo el país.

Así, surgen de la nada seres siniestros y carilindos que en el presente período de gobierno nunca entraron al Palacio Legislativo, ni para echarse una meadita camino al centro de Montevideo.

¿Quién carajo es Verónica Alonso? ¿Es un traba? ¿Busca captar el voto transexual? ¿De dónde salió Fachinetti (gran apellido para un político del Partido Colorado)? ¿Volverá Carlitos Pita? ¿Seguirá indicando hacia el horizonte con cara de estreñido? ¿Y qué pasó con Gustavo Osta?

¿Qué piensan estas caras bonitas del aborto?, ¿están de acuerdo con la reforma educativa de este gobierno? ¿Pagan IRPF? ¿Creen en el libre mercado?

¿De qué familias provienen? ¿De qué trabajan? ¿Trabajan…?

¿Leen “Galería” en el baño o prefieren Ovación? ¿Por qué no los invitan a Consentidas?, ¿O por lo menos a La Sed y el Agua? ¿Comen mandarinas? ¿Tienen piorrea?

Si los que diseñan estos afiches creen que los ciudadanos vamos a decidir nuestro voto seducidos por la muchedumbre que rodea al ya desconocido Daniel Lamas en un grotesco cartel ubicado Rivera y Soca (fijarse especialmente en un pelado que está bien a la izquierda, es un símil de Hitler), por el blanqueado de promoción de los dientes de Verónica Alonso que se pasea en esos carros publiciatarios que probablemente se vuelen en un futuro 23 de agosto, o por el bigote sudado de Carlitos Pita, reimpreso en una lista hecha con los ejemplares de La República que no se vendieron, sepan que están equivocados.

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